viernes, junio 10, 2022

Bienvenides a mi pueblo (**en proceso**)

 1.

Para llegar al pueblo es muy sencillo,
el primer paso es esperar la luna
naranja y gorda al ras del horizonte,
ahí nomás pronunciar la contraseña:
"ratón con antifaz", fuerte y tres veces
y esperar que aparezca el caracol
que en su lomo te va a llevar un año
al lugar donde nace el arcoíris.
Ahí verás la planta de sandía,
comete cinco o seis hasta que crezca
de tu panza una planta y llegue al cielo,
trepala hasta una nube y con la lluvia
caé en un solo pie en la estación.
Al primer tren subí. Son tres con veinte.


2.

Quiero contarte sobre nuestras fiestas.
En los dos equinoccios, disfrazados,
festejamos por montes, cerros, prados,
con comparsas de percusión y orquestas.
Cuando es del pueblo el aniversario
subimos a un gran globo aerostático,
y haciendo firuletes acrobáticos
nos zambullimos justo en el acuario.
.
.
.
.
y el año nuevo con la singular
juerga que está en el próximo poema.


3.

Es costumbre quizá un poco loca
que cada uno se saque la cabeza
y así deambula hasta que se tropieza
con otra y la que toca, toca.
Entonces como puede se coloca
sobre su cuello la cabeza esa
y de un momento a otro empieza
a pensar y la confusión no es poca.
Mi madre con cabeza de ñandú,
el ñandú con cabeza de maestra,
la maestra con la del policía.
También descabezado andas tú,
tanteando ciego a diestra y siniestra
y de los pelos manoteás la mía.


4.

¿Yo soy yo, vos sos yo, o soy vos hoy?
¿Él cree que es él o que es el de recién?
¿Ella está ahí o acá y allá también?
¿Con uno vengo o con el otro voy?
.....
...
...
...


5.

¿Pasaste a conocer la huerta ya?
Ahí crecen a la par que vegetales
racimos de instrumentos musicales
que madurando empiezan a sonar.
Al alba y al ocaso tocan jazz,
de noche, melodías atonales;
boleros, tangos, bien sentimentales:
con lluvia gris. Con sol, seguro un vals.
Cuando ya están pasados y hediondos,
cuando de a poco suena un diminuendo,
cuando al fin el verano va llegando,
se acaba lentamente el batifondo;
y mientras al caer se van pudriendo
abonan el jardín, desafinando.


6.

Llegó el invierno al pueblo aquel buen día
que todo se cubrió muy bien de nieve
y duró viernes, martes, lunes, jueves
la manta blanca tan rotunda y fría.
Pero no era nomás la que caía
del cielo, con su canto blando y breve
sino que todo aquello que se mueve
se hizo nieve: las aves, el tranvía,
nieve los libros, hojas y palabras,
las brasas de la estufa, los conejos
del corral, con los pollos, huevos, cabras,
mis amigxs, vecinos, niños, viejos,
y hasta yo, como en un gran abracadabra,
fui nieve con mi sombra y mi reflejo.

jueves, junio 02, 2022

Acertijo 9

Aquella diosa indómita inventó
un centro hervido, cueva demencial,
catástrofe expectante, ahí ha forjado
un faro arrogante como un tótem.
Un cráter brilla entre su puño,
le hunde creador el brazo entero
hasta el fondo en las vísceras ignotas
y ordeña y bate y lave lava roja.
Esa garganta de dragón extingue
la población de este y otros mundos
desde el mismísimo comienzo. No.
Me retracto. No creo que sea el fin
incluso de la muerte. La respuesta:
el útero, como guarida y brújula.

viernes, febrero 19, 2021

Un bosque orquestado (acertijos musicales)

De plumas y melena

Como un cisne que nada elegante
con tersura, sigilo y calma suena,
y hasta alumbra su voz la luna llena
mecida en su vaivén dulce y constante.
De las estrellas copia el haz vibrante
y del sol su esplendor y fuerza plena;
pero no todo es paz, a veces truena
feroz como una bestia espeluznante.
¿De qué entrañas estalla ese rugido
que nos hiela la sangre y quiebra el hielo
con grito ronco o tétrico chasquido?
En la jungla se arma un gran revuelo,
se suspende el aliento y el latido
porque asoma el grandioso violonchelo.

 

De gran trompa  

¿Quién es el de la voz tan resonante
que con un grito firme y pasos gordos
es capaz de dejar a todos sordos?
Ese, sí, me refiero al elefante.
¿Y en la banda u orquesta quién le imita
además de las curvas, los sonidos
curiosos y metálicos chillidos
convirtiendo en metales su trompita?
También copian la gracia y balanceo,
el brillo y la pacífica dulzura,
el grupo solidario y ese son
que es necesario y único. Yo creo
que a ellos les copió la criatura.
Son el corno, la tuba y el trombón.
 

Pesos pesados

¿Quién es el que grandote y estruendoso,
vestido con un traje tan peludo
pasa de dormilón a muy forzudo
y de bestia terrible a tierna? ¡El oso!
¿Quién es el que sacude todo el monte
en su brava estampida y contundentes
pasos, arrasadoras y potentes
embestidas? ¡Es el rinoceronte!
¿Quién parece tranquilo desde abajo
del agua, hasta que de repente explota
feroz? ¡El hipopótamo! ¿Y quién es
el oso, el hipo, el rino, a la vez,
en la orquesta, y bien grave da la nota
base de todo el resto? ¡El contrabajo!
 

En bandada

Como los rayos que despunta el día
y les dan brillo a brotes, frutas, flores,
sacudiendo en las frondas mil colores
mezclan trinos, gorjeos, melodías.
Tamaños, formas, timbres bien varían,
para lucir destrezas no hay mejores
ni tan diversos, ¡oigan bien, señores
y señoras las tremendas armonías!
Si una banda compone la canción:
mirlo que flota como un barrilete,
grulla alegre, pato juguetón,
sumando a un buen cucú que los complete,
verán que respectivamente son
flauta, oboe, fagot y clarinete.
 

Un arsenal ruidoso 

Suena un clarín de gallo con el alba,
de punta a punta al bosque lo atraviesa
y todo el mundo está expectante ante esa
voz que se multiplica a mansalva.
Bien nítido lo oyen las urracas
y, escandalosas, lo transmiten lejos
hasta el nido de cuervos o el reflejo
de los flamencos con sus patas flacas.
Lo copia un aguilucho montañés
y no hay quien no oiga ese mensaje,
desde lo alto como metralleta,
que repite el malón de chimpancés;
todos hablando un único lenguaje:
los cantos de la histriónica trompeta. 

 

Construcciones

Chirrían, chillan, gruñen, castañean,
rechinan, crujen, pegan, raspan, lijan,
rebotan, tiemblan, roen, desvencijan,
retumban, baten, caen, repiquetean,
golpean, quiebran, chocan, zarandean,
agarran, ruedan, juntan, saltan, fijan,
hibernan, roncan, ríen, se cobijan,
encierran, van, atacan, corretean.
Ardillas, topos, liebres, conejillos,
ratones, cuises, nutrias y castores
se lucen con su amada construcción,
haciendo con timbales, gong, platillos,
marimba, xilofón, bombo y tambores,
al fondo una ciudad de percusión.
 

Entre las olas 

¿De quiénes son las voces y cantares
que van trazando la canción de cuna,
hilo fino que llega hasta la luna,
desde lo más profundo de los mares?
Su aleteo sacude las arenas
y provoca el ritmo de las olas
montando un show de fuentes y cabriolas,
de danzas y acrobacias de ballenas.
Y se suman contentos a la fiesta
con risas que resuenan en el viento
surfeando sus jolgorios de delfines;
esta es la gran familia de la orquesta,
que nos embruja con su movimiento
de manada: las violas y violines.

martes, noviembre 24, 2020

7 poemas gatunos

 Gato de metal

 

Aunque luzca frío y duro
de piel de hierro forjado
cuando sale de la estufa
es blando y tierno este gato.
Se cobija entre las brasas
y sale después de un rato
con su cuerpo al rojo vivo
hacia tus piernas maullando
pero que no se refriegue
hasta que quede templado,
no le tires mucha agua
que va a quedar oxidado.
Y cuando algo lo enoja
rechina su piel de estaño
erizada en alfileres,
¡no vayás a acariciarlo!
 
Las noches de luna llena
luce su perfil plateado,
el atardecer lo pinta
de cobre y bronce dorado,
y durante el mediodía
es como un sol duplicado
que cuesta entender su forma
porque enceguece mirarlo,
después viene calentito
a acostarse en tu regazo,
vamos a ver cuánto tiempo
resisten el peso tus brazos.
 
Si se mete en la cocina,
por los rincones husmeando,
todos los imanes vuelan
y se los lleva pegados.
 

 
Gato de arcilla

Juega, salta y corre en charcos,
cultivos, huertas y chacras,
chapoteando en la humedad
de las zanjas llenas de agua
entre vides y olivares
que resguardan tierra blanda.
Cuando se sube a los árboles
se camufla con las ramas
y desde ahí bien confiado
a las hojas cree que caza
aunque nomás las salpica
de barro con cada zarpa.
Le encanta acostarse al sol
y si mucho se relaja
dormido se va cociendo
de la cola a las pestañas,
después cuando se despierta
no puede flexionar nada.
Lo tengo que remojar
y modelarle las patas
u hocico o alguna oreja
que quedó resquebrajada.
Ronronea agradecido
mientras de nuevo se arma
y cuando se siente entero
va a retomar sus andanzas.
 


Gata de hielo

Mi mascota es especial:
es una gata helada,
de brillante piel de nieve,
de estalactitas, sus garras,
ojos tan fríos y grises
que te hiela su mirada,
y cada vez que maúlla
flotan gotas congeladas.
De día duerme en el freezer,
por la noche se levanta
y sacude su pelaje
salpicando escarcha blanca.
Es mimosa, no se crean,
pero hay que estar abrigada
con campera, gorro y guantes
cuando se pone en tu falda,
ronroneando muy feliz
si le acariciás la cara.
Y si se suelta un bigote,
lo echás en la limonada.

 

Gato de lana


Mi gato gordo de lana
ronronea suave y bajo,
con un tono de pelusa,
soltando maullidos blandos,
y me abriga todo el cuerpo
como si fuera un gran manto,
aunque sólo se acurruque,
apretado entre mis brazos.
Cuando está muy juguetón,
tengo que ir a vigilarlo
porque ya le pasó un día
que se le enganchó del árbol
la puntita de la cola
y se destejió bajando
y cuando llegó hasta el suelo
era un gran matete blanco.
Viendo la maraña suelta
y sin poder controlarlo,
quiso cazarse a sí mismo
y se enredó más jugando.

 

Gato bidimensional
 

Una línea en un papel
hoy me dio por dibujar
con la forma de un gatito
que se salió y se fue a andar.
¡Era un trazo, nada más!
 

Se levantó de la hoja,
como para ir a cazar,
se agazapó sigiloso
contra la pared al ras.
¡Si era un trazo nada más!
 

Bien arriba divisó
un clavito sin usar
en donde había una mosca
dormitando muy en paz.
Tan ágil y concentrado,
sin dejarla de mirar,
saltando por los ladrillos
llegó rápido al lugar
y la comió de un bocado
sin siquiera saborear.
¡Era un trazo, nada más!
 

Se relamió re orgulloso,
viendo de qué era capaz;
la mosca desde la panza
casi se pone a llorar,
cuando vio que estaba envuelta
¡por un trazo, nada más! 

Y se escapó hacia el costado
dejando el gatito atrás.

 

Gato microscópico

 
Este es un gato minúsculo
como un granito de sal
o de azúcar, hasta incluso
un día mi abuelo Oscar
casi lo tira al café
porque no lo vio saltar
derecho a la azucarera
como a una liebre un jaguar,
persiguiendo una mosquita
que se acaba de escapar
de otro de estos poemas
que están escritos acá.

 
Este gatito minúscu­­lo
se trepa al gato normal,
como en un frondoso bosque
por su piel va a incursionar
y ve con hambre a una pulga
que de tamaño es igual
a este gatito. Yo pienso
si este gatito, además,
tendrá en su piel otro gato
que lo vaya a despulgar.
Y si el gato de la casa,
el que duerme en el sofá,
es a su vez cazador
sobre otro gato más,
¡el tamaño de esas pulgas
ni me quiero imaginar!

 

Gato infinito

Se supone que los gatos
están siete veces vivos
salvo este que está acá
porque es un gato infinito.
No nació ni murió nunca
sino que está siempre vivo,
ni una ni siete: todas
las vidas y muertes hizo,
y aunque parezca mentira
ser vivo y muerto es lo mismo,
ya que en un estado y otro
está a la vez nuestro amigo.
Es gordo y flaco a la vez
y a la vez es feo y lindo,
y en cuestión de espacio y tiempo
es grande y a la vez chico.
Y cuando a la vez se acuesta
en un sillón y en el piso,
igual de despreocupado,
está a la vez sucio y limpio.

Ya ha andado por todos lados
y solamente de un brinco
llega de mi falda a júpiter
sin perderse en el camino.
Sus patitas son tan largas
que al mismo tiempo el felino,
con una pisa mi casa
con otra la del vecino,
con otra toca la luna,
con la cuarta cada litro
de agua de todos los mares,
lagunas, lagos y ríos,
con la quinta ataca un piojo
y con la sexta un pingüino,
con la séptima un dragón
que solo existe en un libro,
¿un gato de siete patas?
¡que es infinito ya he dicho!
¿Se pueden imaginar
cómo suena su maullido?

viernes, noviembre 20, 2020

Acertijo 8

 ¿Qué es lo que al tenerlo se te escapa,
que una vez inventado ya no existe,
que lo dejes u olvides no te insiste,
y te abandona cuanto más te atrapa?

Que es creador de insomnios, adictivo
peligro, falsificador de metas,
el que a las turbulencias deja quietas
y que a los indecisos da motivo.

Mejor  temerle a este criminal
que obsesionarse con el espejismo,
hay dos respuestas que valen por igual
(estando acorralado es lo mismo
dónde caer), decí vos cuál es cuál.
Uno: el futuro, el otro: un abismo.

miércoles, septiembre 30, 2020

Funeral

En el funeral del Sr. Hernández, sus tres amantes tenían tribulaciones muy diferentes. La oficial rechazó con notorio desprecio un sanguchito de miga con palta y nuez, convencida que su ofuscación se debía a su supuesta creencia que estos dos ingredientes no combinaban, cuando el real motivo era la inconveniente presencia de las otras dos amantes y los celos que le causaban, aunque sabía por palabra del difunto que con una de ellas nunca había hecho el amor, y curiosamente los celos que le provocaba esta conexión no carnal eran peores, como si eso la convirtiera en un ser más especial, o quizá lo que le enfurecía era no sentir celos en absoluto y aburrirse en la posibilidad de entablar incluso amistad con ella, la que imaginándola fuera de este contexto hasta le caía bien. Al tercer año de psicoanálisis pudo desentrañar esa cadena emocional: palta y nuez, celos, no celos, aburrimiento, simpatía intolerable. Una sofisticada manera de perderse de tener una amiga y que le costó los altos honorarios de su analista. Esta amiga que no fue, al menos en los tres años siguientes, estaba consternada por una profunda incertidumbre causada por una charla telefónica inconclusa con el difunto en la que éste le había comenzado a confesar algo inconfesable. La tercera de las amantes se torturaba con lo mal que se había deshecho del cuerpo.

domingo, agosto 09, 2020

La maga I

La maga es una juglaresa,
te canta su versión sin esperar
certeza
juicios
reglas
aprobación.
La habrás oído cantar
sin dudas
en el vigor de tus mañanas
en la seguridad de tus sueños
en la textura de tus deseos.
Te canta en los cuatro elementos
y te guiña un ojo a la vez
para que te quedes tranquila
que no necesitás justificarle a nadie
ni tu acción ni tu paz
ni tu ruido ni tu ausencia.
La maga no vaga el mundo,
lo lleva en su pecho y lo moldea
en infinitas formas.
Seguro la has escuchado cantar,
su voz mece los hechizos
que te echaron tus ancestras
y cada vez que abrís las manos
los tenés ahí mismo,
casi podés comértelos y hacerlos carne
y gozarlos en tus pasos.
La magia es indescifrable 
en la voluntad de la maga,
intuye un nuevo inicio
y lo suelta confiada al viento.
Ella a vos te prende velas
desde su lejanía y su canto
y te invoca hacia su ritual de ocio y creación.
No hay una sola voz de la maga,
su bullicio te enciende
y te encontrás en el camino
bulliciosa.

domingo, junio 21, 2020

Solsticio

día entero de todos el más alba
paréntesis cenit más de soslayo
horizonte de todos más cercano
de todas luces fijas más mutable
todo de más inquieto introspectivo
guarida más de todas desarmante
más de todas espía maquinaria
desengranaje más ahí de todos
pausa de todo inicio más certera
de todos extravíos el más brújula
viento y oleaje en todo más eclipse
vibrante más de todas suspensión

martes, mayo 19, 2020

Otro acertijo

7.

Blanco y negro el paisaje, se batalla
contra el tiempo que mide nuestro juego
(o a su favor, que lo permite), luego
el estrés da sentido cuando estalla
el fin incierto pero predecible
de variables casi infinitas. ¿Dónde
se inició la ilusión, dónde se esconde
el germen del ritual? ¿En la sensible
voluntad de alguien, o la misma pieza
manipuló aquella primera vez
la mano y la armonía y la belleza
que coordinan g2, c1, e3,
¿Dónde se muere, tensa, cae, tropieza?
Quizá sea en un piano o ajedrez.

jueves, marzo 26, 2020

Día de la memoria en aislamiento

Fuiste al jardín de verde necesario
a los ojos, a las pupilas anchas,
neblinosas, en ellas superpuestos
los deseos negados, los cumplidos,
las fantasías no admitidas, monstruos,
pesadillas, enojos adictivos,
sueños ardientes, fuegos; los vencidos
sueños resignados, tal vez retornen
necesarios como el verde a los ojos
y, retornados, limpien las pupilas.
Saliste del reflejo de tus ojos
(que no podrías ver sin artilugios,
así que es ficción tuya tu mirada
y tu creación cómo mirás el mundo),
agradeciste ese infinito en pausa,
saliste del reflejo y maldijiste
a quienes violentaron tu infinito,
y en tu carne no cabe la venganza
y en soledad las luchas no se eternan
y en un rincón eterno hablaste sola
y esperaste que te oigan en los ecos
y oíste vos los ecos incendiados.
Fuiste al jardín, miraste el mundo verde,
tantos tonos, absurdamente muchos,
tuviste tiempo entonces de inventarle
a cada uno un universo nuevo
para tus ojos hechos por los siglos.
Arderá la memoria y su ceniza
será semilla, espina, raíz, fruta.
No sé ni a cuál ni cuál es la que escribe ahora.

lunes, febrero 17, 2020

Acertijos

1.

Quiero dejar acá una adivinanza:
no es de este mundo ni de fantasía,
quién sabe si inventó la brujería
de poder ir atrás mientras avanza.
A quien lo ignora aplicará venganza
y a sus hijos ya muertos tiranía,
de tu respiro es un macabro espía,
y burlador de tu desesperanza.
Asesino que mata hasta a la muerte,
un infinito preso en su vocablo
al que le desconfían fuerza y suerte.
Para aplacar dolor sirve el diablo,
y aun se aburre cuando se divierte.
No tardaste. Del tiempo es de lo que hablo.


2.

Pienso otra cosa sobre aquel asunto
del enigma del cauce inasible,
despóticas corrientes e invisible
su pretérito auténtico o presunto.
Del perdón la enemiga y su esclava,
es la otra manera del olvido,
simulacro del libro que leído
se hace más ella que ella misma. Clava
el mito que contaron o inventamos
en suelo y vicio de melancolía.
Sos los que fueron y con los que vamos.
A veces encendés noches, y al día
das excusas, tormentos o reclamos,
memoria, aliada de la rebeldía.


3.

En un sentido de intestinos huecos
de bestia hambrienta, eterna, adicta cosa
a sueños, dudas, perdición furiosa
donde no hay voz más guía que los ecos.
Quise seguir por donde iba cuando
vi lo que dejé atrás allá adelante
y el futuro allá atrás, yo tan pedante
no deshice los pasos que fui dando.
"Soy presa de misterios y de enigmas
y de incógnitas y de azar", pensé.
Ya quisiera excusarme en el recinto
que saca a las locuras sus estigmas,
y no esquivar respuestas que ya sé:
que yo misma y en mí soy laberinto.


4.

Compite por el podio de grandeza
y de inicio y de azar y de ilusoria
cifra justa de puntos en la historia
con dios, la muerte, el tiempo. Siempre esa
manía obligada de la duda
de cuál es cuál y cuál ha sido invento
del otro. O su sueño. Fue un intento
frustrado de un augur, fue espada aguda
hoy sin perfil ni faz. Caos plural
cuya memoria única y total
se acumula en un vértice, en un verso.
Algo que a nuestros miedos es inmune.
Nunca podremos perturbar la impune
voz del inverosímil universo.


5.

Con la superstición oscura y obvia
y la grotesca dignidad supuesta
de ineludible y figurada siesta
llego a la tan forzada claustrofobia.
Lujo de mármol, la mansión solemne
que vale igual que el polvo o que el anónimo
campo perdido. Lúgubre seudónimo
de libertad pacífica e indemne.
La calma abarca más de lo que abarca
la duda, y el respeto se hace miedo,
no encontré tantos sitios donde puedo
reírme de mí, y escéptica la parca
se ríe del absurdo cautiverio
porque ni es casa suya el cementerio.


6.

Un punto que es mil formas y es esfera,
un mapa de un mensaje intraducible,
un texto de memorias ilegible,
un estruendo que muere y aún espera.
Contiene en uno la totalidad
eterna de los puntos, no el del ciego.
Es de todos y no es de nadie, el fuego
fue su madre, o mejor, la oscuridad
y fue su padre el tiempo. Están unidos
el pasado de ya extinguido foco,
el futuro de extenso sino, y poco
queda para el presente, torpes ruidos.
Todo en una misma adivinanza inmerso
te sugiero otra vez el universo.

domingo, enero 26, 2020

Sobre si creo en algo después de la muerte o en lo otro

Qué muerte hay tras la muerte, yo no sé.
Antes que nada dudo y mi conciencia
es o escéptica o crédula en la fe
de un devenir eterno de mi esencia,
no solamente alimentar el musgo
sino ser más que gas, agua y carbono,
como aquello que esquivo, ignoro o juzgo:
nada y el universo, lo que abono.
Digo creer en la reencarnación
por certeza real o por consuelo
o ley lógica de conservación,
aunque por qué tendría más que suelo
por futuro. Igual ya sé que he muerto
fuera del sueño del que no despierto.

martes, enero 14, 2020

La cordillera y el insomnio

Amanece algún astro a dos niveles.
Digo, hay dos albas de una sola estrella,
una de la enciclopedia y la brújula
otra que tengo latiendo en el párpado
desde éstos que no cuento, crepúsculos.
Pían pájaros vivos (vivos), oigan,
los muertos hace tiempo se callaron
para anidar y dormir en mi estómago,
no exactamente el mío, me refiero
con metáfora torpe al insomnio
de gente inagotable aunque finita
con posibilidades casi eternas
del tiempo y sus cadáveres de aves.
Nadie a esta hora se pregunta nada,
es la pausa donde se pinta el límite
y todo lo que duda nos entiende.
Un pajarito negro y amarillo
posa su pausa en una antena. Ilógico.
Y ve como yo no sospecharía
una mancha, o algo indefinible.
Me molesta saber que en esta luz
las cosas que ambos vemos o alguien más
no son las mismas aunque sí lo sean.
Qué pena que la luz y su camino
no hagan sonido lejos, ni más lejos
como una idea
y no retumben, griten o se callen
en los rincones aún inacabados
del eco largo de la cordillera,
eco en tres dimensiones ¿quién más tiene?
Igual casi que escucho cómo suena
(la luz estrepitosa)
en la pereza mía y la del alba,
o tal vez mentiré necesidades.
El insomnio es la espera para ser
como aquella montaña o parte de ella
o ser ella en alguna opción del ser.
El dorado empezó a mutar en otro
también color dorado pero otro
contra el azul de piedra y de metal,
reubica y prende esos pergaminos
rugosos de la nieve inmensurable,
emergen las estrías de las rocas
y la profundidad que se sospecha,
hacia atrás y hacia su corazón mismo,
iguala la del fondo del océano.
Le hablo a la cordillera o en verdad
a un fragmento, que aunque lo invente, existe,
tan así de tangible es su infinito
(si la creara yo y la definiera
nunca la describiría mejor
de lo que no es ni es ni será),
cuando estoy demasiado triste le hablo,
aprendí que si entonces a la gente
algo se rompe y cambia para siempre,
como cuando las placas de la tierra
perdieron la paciencia que las hizo.
La cordillera es
la cicatriz, alguna cicatriz,
el recuerdo de las heridas de todas las eras.

Clementina

Cuando niña yo tenía mi muñeca Clementina
grandes ojos amarillos, una boca dibujada,
tenía bastantes hilos, miembros flacos como filos,
yo la sostenía en vilo a mi amiga articulada,
una marioneta era, Clementina articulada,
mi marioneta y más nada.

Su cabello eran retazos, linda madera sus brazos,
y era de linda madera su cabeza bien formada
unida a un torso con ropa hecho de tela y de estopa,
un torso blando y su ropa resaltaba su mirada
de ojos grandes y amarillos. Su boca estaba callada,
era una línea y más nada.

Yo un día había inventado, que Clemen en su pasado
había sido una bruja, o una niñita encantada,
súper poderes tenía y una gran telepatía,
de las gentes elegía ajusticiar las malvadas
y curarle los dolores a las pobres y cansadas,
sólo eso hacía y más nada.

Si había un monstruo acechando o los zombies deambulando
yo podía ver tranquila y no encontrarme con nada,
porque Clemen previniendo, con su mente combatiendo,
uno a uno iban cayendo. Inmóvil y articulada,
combatía con la mente las presencias indeseadas,
sólo eso hacía y más nada.

Si mi madre cocinaba algo que a mí me gustaba
Clemen lo había elegido, y si en la escuela obligada
alguien me hubiera forzado y la seño a él castigado,
ella tal había logrado, tan inmóvil y calmada,
la Clementina impasible, siempre inmóvil y calmada,
sólo eso hacía y más nada.

Pero su mejor poder era conseguir vencer
las tristezas de los niños, como una mágica hada
les vencía las tristezas, les sacaba la pobreza
y aplacaba las durezas, con una bondad de hada
la Clementina impasible, tan impasible y calmada.
Sólo eso era y más nada.

Pasaron años y años en los que todos los daños
y dolores que sufrí, como una mágica hada
Clementina derrotó, algún primer desamor
o alguna cruel maldición, mi amiguita tan callada
aliviaba con la mente, tan inmóvil y callada,
sólo callaba y más nada.

Poco a poco fui creciendo y en mujer me fui volviendo,
haciendo cosas de adulta, de persona realizada
según lo dicta el buen gusto de responder con lo justo
y no causarle disgusto a la persona amada
que una eligió en su vida para estar acompañada.
Sólo eso importa y más nada.

Entonces me fui olvidando y olvidando y olvidando
y no sé qué fue de ella, de mi amiga articulada,
no supe si la tiraron o a otra niña regalaron
o si en un baúl guardaron a mi amiga articulada
para quedar para siempre, para siempre olvidada,
mi gran amiga y más nada.

Y así fue que por mi vida trabajos y novios se iban,
de todo me iba aburriendo, y empezaba ya cansada.
Pero así es el mundo adulto, sin ningún misterio oculto,
ir transformándose en bulto, y empezar siempre cansada,
y me olvidé de extrañar, a mi amiga articulada.
Sólo la olvidé y más nada.

Preferí estar soltera, creyendo que cuando fuera
el momento apropiado, me iba a encontrar casada.
Pero entonces mientras tanto, quise superar el llanto
que había invertido en cuanto noviazgo me vi enganchada,
sufriendo tan sin sentido, no quise saber más nada,
sólo soltera y más nada.

Pero tenía que haber algún elegido ser,
a quien perdonarle todo y con quien ser completada,
con quien sentirse especial y no encontrar un igual
con tal conexión astral, y sentirme esclavizada
para cumplir sus caprichos con el alma extasiada.
Sólo eso importa y más nada.

Entonces al fin llegó y todo en mí controló,
Ángel fue de quien yo estuve en teoría enamorada,
sin gloria pasó este novio, con desenlace muy obvio,
desembocó en el agobio de una rutina pesada,
y así de un momento a otro me supuse abandonada,
dejó de estar y más nada.

Recordando los dolores y aquellos malos sabores
que me inundaron la mente dejándome acorralada,
abracé la soledad y maldije la maldad,
los celos y frialdad de los que estuve cegada.
Y en eso entrando a mi hogar, vi con la luz apagada,
sólo una sombra y más nada.

Viendo el bulto misterioso, con aspecto tenebroso
en esa noche de julio, noche fría y desolada,
tanto como el miedo interno presentí el instante eterno,
instante del duro invierno, que me vi atemorizada
antes de prender la luz, por una sombra y más nada.
Sólo el temor y más nada.

Ángel pendía del techo, pendía de hilos estrechos,
me miraba desde arriba su cabeza mutilada,
unida a un torso sin ropa hecho de tela y de estopa,
la estopa era la ropa, de esa sangre coagulada
que manó de su cabeza cuando fue recién cortada,
una cabeza y más nada.

Por la nuca como un río me corrió un escalofrío,
grandes ojos amarillos me dejaron congelada,
estaba la Clementina con su mirada ladina
inmóvil en la cocina, inmóvil y articulada.
Un nuevo gesto en su boca, en su línea dibujada,
“nunca más”, dijo. Y más nada.

Ritmo de endecasílabos

Lo que me convoca a escribir esto es el amor a la poesía, sobre todo la poesía con verso endecasílabo. Y al decir amor quedo eximida de dar algún motivo más con el cual justificar mi escritura, porque con el código "amor" uno deja estipulado que hay una vinculación con ese algo que afecta al placer, sensual o espiritual, a la dedicación de tiempo o su pérdida que son lo mismo, a la obstinación de aprender, y a su necesidad de que todas esas cualidades se intensifiquen, y una forma de intensificar es escribir sobre eso, y con eso alcanza. Hasta quienes odian al amor hablan del amor, y hasta quienes creen no hablar del amor hablan del amor.

Mi amor por el verso endecasílabo entró por la musicalidad. Sin casi entender de adolescente lo que sus palabras significaban, me hacía adicta hasta la memorización de los sonetos de autores del siglo de oro español. No importaban tanto las palabras. Eso magnético era la música, el ritmo.

Nunca me enganché mucho con el formato cuento. Es como si me dejara un gusto a poco. Por qué se termina tan pronto. Siempre necesité de las novelas, para interiorizarme por horas y días, para enamorarme de los personajes como si fueran yo misma, para llorar el final en que la historia amargamente se termina para siempre (y leerla varias veces era la trampa y consuelo). Pero también por la música. Cuando leo una novela durante horas durante días, la música de esa prosa se sumerge tanto en el cerebro que suena mientras espero el colectivo, mientras me ducho, mientras divago por una charla aburrida, hasta mientras duermo. No he tenido placeres más grandes en sueños que los de soñar la música de alguna prosa. Y es sólo la música. Sin contenido. El ritmo de las palabras. Y la poesía logra eso que la novela hace en trescientas páginas, en catorce versos. Pero no sólo el soneto. También los octosílabos en décimas, o sextillas, y tantas formas, o los versos con la cantidad de sílabas que sean. Pero ninguno tiene tanto análisis métrico como el endecasílabo.

En mi torpe experiencia de poeta, y siguiendo sólo el recuerdo del placer de los sonetos que leía de adolescente y sin haber buscado mucha más información que la de saber que se trata de once sílabas y que siempre el último acento está en la décima, me largué a escribir endecasílabos, notando cómo un verso "bien acentuado" sonaba mejor que uno "mal acentuado", no hace falta juzgar la redundancia de la afirmación ya que en esos tiempos yo no sabía qué era un endecasílabo "bien".

Personalísimamente me molestan las cuestiones de bien y mal, juicios de valor y jerarquías en divertimentos y creaciones artísticas, pero lo voy a tomar como que esos conceptos vienen de la práctica y tienen sus motivos en el devenir de siglos y versos. Pero igual no me alcanza. No me gusta que me digan que algo está bien o mal y quedarme conforme, me gustaría saber por qué. Más allá del "porque sí" o "porque suena mejor". Me gustaría encontrar el "por qué". Ese por qué caprichoso, escondido, que cuando lo descubrimos nuestros pulmones reciben mejor el aire.

Entonces hay endecasílabos con acentuaciones "correctas" e "incorrectas", en lo a que sus clasificaciones respectan, y hay otros que son al parecer "impracticablemente abominables" porque no figuran ni siquiera en la lista de los incorrectos, por ejemplo acentuaciones en las 3, 7, 10 que no figura en ninguna tabla ni siquiera como acentuación excepcional. Pero Borges tiene un endecasílabo así, "compartimos la rutina y el tedio" (acentos en 3, 7, 10) aunque éste ejemplo no cuenta porque aparece en un poema de versos de métrica libre. Hasta ahora no he encontrado en toda la poesía con endecasílabos que leí de Cervantes, Borges, Machado, García Lorca, Alfonsina Storni, Quevedo, Góngora, Sor Juana, Almafuerte, Shakespeare (en inglés), Petrarca (en italiano) ni un solo verso "mal acentuado" y nunca sabré cuáles fueron sus motivos más que la evidente de querer hacer las cosas, como se dice, bien.

La distinción entre correctos e incorrectos es que los correctos tienen acentuación en la sexta sílaba y los incorrectos en la séptima. Acentuación en la quinta también es considerada incorrecta y el motivo de eso es que más que endecasílabo suena a dodecasílabo (recordemos que siempre un verso tiene acento en su penúltima sílaba) sobre todo si es aguda la palabra con acento ahí, y literalmente este acento parte al medio al verso haciendo sonar una monotonía rítmica bastante insulsa. Sobre el uso de los acentuados en la séptima sílaba leí que se pueden usar, pero que no deben combinarse con versos acentuados en la sexta, y viceversa. Pero, vuelvo a decir, no encontré sonetos u otros poemas con endecasílabos acentuados en la séptima sílaba, y con no tanta sorpresa noté que analizando mis versos los que más me habían gustado de una manera casi inconsciente eran los que sin proponérmelo había acentuado en la sexta, y corrigiendo los versos acentuados en la séptima, de manera que acentúen la sexta, descubrí que todo el soneto sonaba mucho mejor. Aún así, no está la respuesta al por qué más allá del porque sí.

Otra buena acentuación es 4, 8, 10, en reemplazo de la sexta, suele ocurrir en el caso en que hay algún monosílabo cayendo por la sexta, o sílabas desacentuadas, como éste de Alfosina Storni, "como a un muñeco destripé tu vientre", o este otro sí con monosílabo, "hallé una trampa que decía: sexo". Esta métrica tan asimétrica la encuentro hermosa, pero tampoco nunca vi un poema enteramente escrito por este tipo de verso, sino que es excepcional entre versos acentuados en la sexta, quizá suene monótono con muchos versos seguidos así.

La posibilidad de acentuar el verso en la sexta sílaba otorga la variedad del resto de acentos. Pongo ejemplos para mejor entendimiento. No pongo que hay acentuación en la 10, ya que todos tienen este acento.

Borges: "Eres el otro yo de que habla el griego" (1, 6)
Quevedo: "Cerrar podrá mis ojos la postrera (2, 6)
                  sombra que me llevare el blanco día" (1, 6)
Cervantes:"¿Cómo estáis, Rocinante, tan delgado?" (3, 6)
Sor Juana: "por activa y pasiva es mi tormento" (3, 6)
Almafuerte: "Si te postran diez veces te levantas" (3, 6)
"No te des por vencido, ni aun vencido" (3, 6)
Quevedo: "Sol os llamó mi lengua pecadora (1, 4, 6)
                  y desmintióme a boca llena el cielo (4, 8)
                  luz os dije que dábades al suelo, (1, 3, 6)
                  y opúsose un candil, que alumbra y llora." (2, 6, 8)
Almafuerte: "Procede como Dios que nunca llora, (2, 6, 8)
                      o como Lucifer que nunca reza" (6)
Borges: "¿por qué en la sombra el súbito reflejo?" (2, 4, 6)
Quevedo: "en vos llamé rubí lo que mi abuelo (2, 4, 6)
                  llamara labio y jeta comedora" (2, 4, 6)
Almafuerte: "No la cobarde estupidez del pavo" (1, 4, 8)
Alfonsina Storni: "Como a un muñeco destripé tu vientre (4, 8)
                              y examiné sus ruedas engañosas (4, 6)
                              y muy envuelta en sus poleas de oro (2, 4, 8)
                              hallé una trampa que decía: sexo" (2, 4, 8)
"Iba subiendo por la cuesta albina" (1, 4, 8)
Sor Juana: "al que amante me sigue dejo ingrata" (3, 6, 8)
Góngora: "goza cuello, cabello, labio, frente" (1, 3, 6, 8, hermoso, suena a compás musical aditivo y amalgama a la vez, cinco pulsos con agrupación de subdivisión 2+3+2+2+2)
"en tierra, en humo, en polvo, en sombra, en nada" (2, 4, 6, 8)
Quevedo: "llamé los rizos minas de oro ardientes" (2, 4, 6, 8)
Borges: "y luego a otro, a otro, a otro, a otro..." (2, 4, 6, 8)
Sor Juana: "qué sufrimiento no estará cansado" (1, 4, 6, 8)
Góngora: "Oro bruñido al sol relumbra en vano" (1, 4, 6, 8)
Quevedo: "Venas que humor a tanto fuego han dado" (1, 4, 6, 8)
Cervantes: "son tan rocines como Rocinante" (4)
Góngora: "Mientras por competir con tu cabello" (6)

Etcétera, alguno acentos que marqué son discutibles, o son menos fuertes que otros, si alguno no marqué es porque lo noto menos fuerte que otro que tiene cerca y sí puse.

Mi primer argumento para decir que el acento en séptima sílaba no está tan bueno, es que al separar el verso en dos por tratarse de un acento central, no deja ninguna posibilidad de variación en la segunda parte del verso. Si está acentuada la séptima no se puede acentuar la octava, porque le sigue, y tampoco se puede acentuar la novena porque le sigue la décima que siempre va acentuada, de modo que hacia el final de los versos con esta acentuación sólo tenemos una opción, 7, 10. En cambio con el acento en sexta se puede alternar que esté o no la octava y que en vez de sexta esté cuarta y octava. Creo que una encadenación de versos acentuados en 7 y 10 rigidiza la musicalidad del poema, no importa qué variaciones de acentos haya antes de la séptima (aunque recordemos que la opción de acentuar 3, 7 no figura ni siquiera como catalogado como el peor verso del mundo, averiguar por qué corresponderá a la segunda parte de este escrito).

Como no hay ejemplos de poemas (que me gusten) con endecasílabos acentuados en la séptima sílaba, agarré uno de Borges y lo modifiqué. Dejo primero la versión del autor y después la mía. Pido al que lee que no se condicione tanto por el hecho de saber que Borges es Borges y yo no soy nadie, y que además de antemano está sabiendo que al parecer toda la historia de la poesía considera que es mala la acentuación en séptima y buena en sexta, a pesar de todo esto, se abstraiga y lea veinte veces cada versión. Los versos que yo modifiqué no contienen ninguna palabra o estructura sintáctica que Borges no haya usado, así que si encuentra torpeza o cursilería en la segunda versión ojalá crea, como yo, que es sola y puramente por la musicalidad de los versos, creo que ésto se confirma más que nada en los versos donde sólo he cambiado el orden de pocas palabras.


Beppo

El gato blanco y célibe se mira (2, 4, 6)
en la lúcida luna del espejo (3. 6)
y no puede saber que esa blancura (3, 6)
y esos ojos de oro que no ha visto (3,6)
nunca en la casa, son su propia imagen. (1, 4, 6, 8)
¿Quién le dirá que el otro que lo observa (1, 4, 6)
es apenas un sueño del espejo? (3, 6)
Me digo que esos gatos armoniosos, (2, 6)
el de cristal y el de caliente sangre, (4, 8)
son simulacros que concede al tiempo (4, 8)
un arquetipo eterno. Así lo afirma, (4, 6, 8)
sombra también, Plotino en las Ennéadas. (1, 4, 6)
¿De qué Adán anterior al paraíso,  (3, 6)
de qué divinidad indescifrable (2, 6)
somos los hombres un espejo roto? (1, 4, 8)



El gato se mira célibe y blanco (2, 5, 7)
en el espejo que es lúcida luna (4, 7)
y no sabrá nunca que esa blancura (5, 7)
y que esos ojos dorados no vistos (4, 7)
antes en la casa son su figura (1, 5, 7)
¿Quién le dirá que lo observa ese otro (1, 4, 7,)
que es apenas del espejo algún sueño? (3, 7)
Pienso que esos armoniosos felinos (1, 7)
el de cristal y el de sangre caliente (4, 7)
son simulacros que al tiempo concede (1, 4, 7)
un arquetipo infinito. Así dice (4,7)
también sombra, en las Enneádas Plotino. (3, 7)
¿De cuál Adán anterior al Edén (2, 4, 7)
y de cuáles dioses indescifrables (3, 5)
son los humanos espejos partidos? (1, 4, 7)

Yo no puedo evitar sentir, quizá muy sugestionada por lo que ya me hice creer, la monotonía y rigidez de los finales de los versos con acentos 7 y 10.

La acentuación 1, 4, 7, llamada gaita gallega, es bastante simétrica y monótona, repite tres ritmos iguales con una sílaba larga y dos cortas, y termina con dos largas. El equivalente musical sería un 4/4 con cada pulso con una corchea y dos semicorcheas, salvo en el último pulso que son dos corcheas (aproximadamente, quizá son más parecidos a tresillos los grupos de tres sílabas). También se llama dactílico, ya que se usan dáctilos, que es un pie de la métrica grecolatina usada, por ejemplo, en los hexámetros de la Odisea. Quizá ahí radica rechazar acentuar la séptima sílaba en combinación con la cuarta, para no sonar a "viejo", "la antigua cadencia del hexámetro", según palabras de Borges.

miércoles, enero 08, 2020

Infectado

Véanme. Soy la fuerza de algún dios
y del Big Bang. Tengo una en cada huevo.
Nos dicen que por nuestro bien nos castran.
Mentira. Es por su comodidad,
si no vasectomía y ligadura.
Pero los meau y la vitalidad
alteran ansiedades de los simios
que nos prefieren calmos y sumisos
convirtiéndonos en peluches vivos,
sin olores ni miedos ni horizontes,
para llenar la triste soledad
de sus rutinas de hiperconsumismo.
No les basta con consumir mercado,
son glotones de mitos sobre amor,
porque más bien que nunca les alcanza
con el que no se dan entre ellos mismos,
y tampoco les alcanza el control
y vigilancia que entre ellos les sobra.
Entiendo. Qué bajón la soledad,
sin otro cuerpo u otra piel que muestre
que respiran, que no ven sólo un muro.
Pero no vine acá a sufrir lo ajeno
ni a envidiar comodidades insulsas,
las de supuestos o reales dueños
o las de esos gordos perezosos
consentidos por niños arrogantes
que vivirán veinte aburridos años.
Prefiero mis menos de dos orejas,
mis cicatrices, mi rostro deforme,
el latido de mi escroto relleno,
el misterio de un futuro cercano.
Huelo las feromonas de las hembras
inenarrable obsesión de las células
y ya me agota prever las peleas,
las largas horas sin sueño ni paz,
pero me entusiasma la vida corta
que me planeó el veneno de un vecino.
No lo odio, yo en su lugar haría eso,
sé que nuestros códigos no combinan,
nuestra manera de entender el aire,
de agrandar pupilas ante los monstruos,
de usar la voz, los saltos, los recuerdos.
Voy a irme lejos a pensar manadas
en otras vidas, mundos o leyendas
insospechadas por las mentes torpes
que idolatran sus insatisfacciones.

martes, diciembre 03, 2019

Laberinto

En un laberinto ni se sale ni se entra,
se intestina
sin dirección deambulosamente
tampoco se pierde o se gana,
en ese afán egocéntrico de jerarquizar
y el tiempo...
ah... no voy a hablar del tiempo, ese maldito símbolo despótico inmaterial demasiado banalizado o lo contrario y puesto en demasiadas formas.

...qué sabe el laberinto del tiempo.

Ya quisieras que ese laberinto exista
para cubrir tus excusas de locura
y desorientación
y de pérdidas de tiempo,
pero qué sabe el laberinto del tiempo.
Qué lástima que no hay ecos en mis pies
sobre el suelo abismal de los intestinos
que creí los míos.

Así es como cuando consigo salir
me caga a mí misma mi lógica.

jueves, noviembre 28, 2019

Cosas pendientes

Dudo levemente en abandonar
mis días de desidia,
entusiasmada tacho de unas listas
de cosas pendientes todas mis cosas
de mi lista de cosas pendientes
dispuesta a dejarlas para la próxima
vida en que esté dispuesta a no hacer listas
de cosas para no dejar pendientes,
próxima vida en que no esté dispuesta
a despreciar mis días de desidia
por listas de cosas para tachar.
Lo más cercano a sentir libertad
sería no analizar la desidia,
evadir las listas, no atribuir
pendientes a las cosas que no existen,
dudar levemente en abandonar
y abandonar todo.

No me sale escribirle al amor, sonetos

1. No le pongo título para que no sea cursi

No te idealizo yo, eh, de verdad,
ni traduzco tus gestos en amores,
no quiero que me sirvas o me adores
ni me rescates de la ir/realidad
como no lo hace ya mi soledad,
tampoco quiero comparar errores
con el parámetro de mis errores
o hacer examen a tu libertad.
No priorizo antes de mi voz tu voz,
ni te pretendo summum de hermosura
o caja de consuelos, ni por los
¿defectos? te atribuyo más ternura.
Pasa que cuando duermo así, sin vos,
mi insomnio y cuerpo son una tortura.


2. Éste habría que trabajarlo más pero qué paja

Pelotudez pelotudez dos puntos
algo así de lo mutuo bla bla bla,
cuestiones de felicidad, de hablar
de si importa o no estar o no estar juntos.
Y si juntos o no es vida mísera,
y algo más del oxímoron tedioso
del hielo abrasador... no sé qué coso.
(¡Manera del latido de una víscera!)
Lo que resigna (pero no resigna
sustancia y jerarquía). Mi chanchín,
siempre hay apodos chotos y se indigna
nadie nobody o quien no importa en fin.
Es lo opuesto o lo mismo a la consigna
capciosa de lo bondadoso o ruin.

Contacto

Yo sirvo poco para no estar sola
pero pierdo noción de utilidad
cuando tu tiempo y el mío se mezclan.

miércoles, noviembre 06, 2019

Efeméride del 3/11. Oda a la vida perra

El sarcófago espacial de Laika despegó un día/
predecesor aniversario de mi nacimiento,/
y yo sospecho que su espíritu anticlaustrofóbico,/
sacudiéndose como agua el pánico de su cuerpo,/
deambula liberado en el cielo literal,/
estratosféricamente literal de los perros./
Laika murió tiritando en la frontera del mundo,/
en el límite entre la eternidad y los castigos./
Entonces en vez de forzar dibujos que no veo,/
constelaciones caprichosas de años luz de puntos,/
pienso en esta diosa peluda que gruñe y se mea/
en nosotros cada vez que truena, llueve y graniza,/
y si titilan las estrellas debe ser un juego,/
algún ritual para extirparle la docilidad/
y transformar los ángulos del firmamento/
en sonrisas salivosas de cánidos jadeantes./
Le ofrendo mi vuelta al sol como para recordarme,/
nunca olvidarme de lo absurdo de los sufrimientos,/
la innecesidad del sacrificio, y lo invaluable,/
lo infinita e indeciblemente invaluable del ocio.

lunes, noviembre 04, 2019

Océano

He ahí esos lobos de espuma
que muerden trazos de huellas,
caminatas de los muertos,
pasos antiguos y voces
inventados o borrados
y ancestros hasta moluscos
del día uno de mundo.
El mar engulle a las bestias
y a quien piensa que separa
esas mentiras que llaman:
extranjeros.
¿Alguna vez te engulló?
¿Quién no rozó en el mar los labios de la muerte,
aun en las fantasías de la muerte?
¿Quién no quedó en el hipnótico
movimiento de su espacio,
preso?
¿Te naufraga el infinito
por los huesos, por la sangre?
¿En qué barco como píxel
se va a anclar toda tu historia?
Si me dicen libertad
lo más que se me aparece
y que me da por decir
es el sonido, el olor,
ese olor,
ese sonido de furia,
ese confiar que le temen
hasta los astros, los dioses,
que le hicieron homenaje
cerebros tristes, eufóricos,
desconsuelos, esperanzas,
masacres, mitos, suspiros,
que lo alimentan cadáveres
y vivientes lo desahucian.
Dicen desde otra galaxia
que quizás el mar no existe,
yo sin nada que perder
hundo los pies en el agua.

martes, octubre 29, 2019

De gatos y celos

Los gatos son celosos de los libros. Hoy Sombra saltó cazadora sobre el sillón donde estaba yo y frenó en seco como si se hubiera dado el hocico contra algo invisible ante lo distinto del paisaje. Se acercó desconfiada al objeto que yo tenía, frío, cuadrado, con olor a algo que no respira, me atropelló una mano y me hizo leerle el pelaje con mil puntos de braille escritos con obsenidades, me miró a los ojos obligándome a que le recorra atenta cada renglón de su intimidad, ronroneó anteponiendo la cabeza a las hojas haciendo callar la tinta, me clavó las uñas para dejarme escrito en la piel todo lo que tengo que decir de ella.

lunes, octubre 21, 2019

La vida tiene la coherencia del azar

La vida tiene la coherencia del azar.
Como estos dos fetos gemelos. En cierto momento de la gestación falleció uno por motivos indeducibles e incuestionables y con esa empecinada incompatibilidad de convivencia de muerte y vida cuando tan cercanamente se tratan, el feto muerto arrastró al sano consigo, y muertos los dos, sin saberse nunca tampoco cuál fue cuál, si uno fue otro o viceversa, dejaron escapar sus almas, y ya que estos gemelos si hasta nombre tenían y si hasta alguna constitución en algún lado del mundo los nombran gente por qué sus almas se quedarían atrás en esta arbitraria interpretación de existencia, decidieron entonces ir a hacer su rumbo. Y no va que una fue a parar a un feliz renacuajo, que no mucho después de tener patas y ser sapo, su destino fue desparramarse finísimo en el asfalto a continuación de una rueda de ómnibus de media distancia, y la otra a una cucaracha de solitaria vida social pero sistema nervioso gozoso.
La vida tiene la coherencia del azar.

viernes, octubre 18, 2019

El piano y el cuerpo

Pienso que no quiero que sea mi cuerpo el que, siendo mi cuerpo por redundancia y contundencia biológica, duele a mil demonios, la espalda, el cuello, las piernas, no quiero que lo sea (yo mi cuerpo, o mi cuerpo yo) cuando la prioridad son nomás diez dedos de nomás dos manos, porcentaje bajísimo de la yo total, que ya de por sí es un total mermado, lábil (sinónimo: endeble), sin fuerza ni para sostener con comodidad la atracción que hace el planeta al conjunto de células todas unidas en algo que no sé cuándo llamaron cuerpo, no sé si antes o después que llamaron a eso persona. Quisiera leer una Historia de las Palabras, para poner mi insignificante existencia en orden, y para entender de qué soy más, si de algo u otra cosa. Mientras no entiendo de eso me miro un brazo y me pregunto por qué ese brazo es mío. Por qué me importa más ser yo que otro. ¿No han probado a veces salirse del cuerpo, creerse otro? Para equilibrar mi endeblitud de cuerpo, estratégicamente me pensé como un ser de otro cuerpo, un cuerpo, digámosle, gordo. No gorda. Gordo. Un profesor, para ayudarme técnicamente con cierta sonoridad fuerte que debía lograr, me sugirió que me imaginara como un gordo de grandes brazos pesados. Me llamó la atención el masculino. Como si gordo fuera más gordo que gorda. Gordo: lo gordo. Un gordo neutro, en la época en que lo masculino era lo neutro. Me cayó bien ese masculino adjetivo. Y me sirvió la imagen. Yo saliéndome de mi yo de muchachita flaca para pensarme como un gordo. Un antagónico. Él con su privilegio de la fortaleza de su género, yo con el del cuerpo que está bien para el orden insulso y correcto del mundo, privilegios que ambos a veces son desgracias para el orden de nuestros cerebros. Quiero convivir siendo él, con el piano y su rechazo a mi cuerpo. Un volumen imaginario, una amplitud supuesta, una comodidad inventada, un invento corporalizado. Abrazo a mi traje de gordo para llorar juntos.

jueves, octubre 17, 2019

La soledad

Sola es la que a propósito se deja el cortaúñas en el bolsillo
como para que la máquina que olisquea metal
chille avisando a la policía
y la policía le acaricie las caderas, los aros del corpiño.
La que se envicia en la autosoledad
la de no estar ni con una misma
con más tiempo viendo istoris que las hojas
(de árboles o de libros),
con más oyendo a otros que a sus monstruos,
más juzgándolos que haciéndoseles amiga.
Está sola la que miente
no por maldad ni conveniencia
sino nomás porque le aburre su verdad
o le avergüenzan sus pestañas, el movimiento de su brazo.
Sola la que sus pies la llevan donde no quiere ir
y más sola la que no la llevan donde sí,
la que se le descoordina el cuerpo entre deseo y acción
o la que la timidez la censura con máscaras y escudos
sin protegerla necesariamente, quizá vulnerarla más
de sí misma.
Sola la que elige no hablar más que no oír,
la que prefiere sacrificar su tiempo antes que su dolor.
Pongan las solas sus motivos en una botella al mar, un cajón de intimidad,
por escrito, por hablado, por pensado,
hasta su misma soledad las dejaría náufragas de motivos.
Sola es la que se reprime buscar los culpables de su cobardía,
como si fuese ella.
Sola es la que cambia su inteligencia por idiotez ajena
la que recuerda paisajes pasados y no inventa nuevos,
la que persiste en la desidia
de estrellas fugaces, de hojas en blanco, de tinder, de burocracia emocional,
la que se dejó de preguntar.

sábado, octubre 05, 2019

Soneto 50&50

Cuando escribo poesía me gusta:
masticar mientras, palabrear durante,
adverbiar o eso otro, contar
sílabas con los dedos como un piano.
Degustar las palabras once veces,
hacerlo mantra, canción o plegaria
de sonido, de imagen y silencio.
No me gusta: fingir y caer bien,
no entender lo que digo, quedar corta,
que me importe pensar en quien lo lea,
mentir mis ideas, forzar la rima.
Ésta no cumple nada y no me importa
porque sólo de hacer se me babea
el hipotálamo de dopamina.

martes, octubre 01, 2019

Gato, soneto

¿Qué distingue a tu gato de vos mismo?
te gusta más que vos y no a la inversa,
tu tiempo es rígido en tu cuerpo mientras
él se lame las bolas, trepa abismos,
él se es indiferente, no entiende
de bulling, vos quizá odiaste tu cuerpo,
él tan libre y vos preso en tus conceptos.
Un ser del inconsciente porque duerme
más rato del que está despierto, sos
el último resquicio de su ojo,
la mano que lo rasca y el despojo
que le sirve postrándose a sus súplicas.
En proporción es más inteligente:
mira y caza y no duda lo que siente.


Versión previa en prosa

¿En qué distinguimos a un gato de uno mismo? En que nos gusta más, ni falta que hace un espejo. Finge también más. Esa incisión de mirada, esa apariencia inteligente, esa aura de meditación y sabiduría, son todos fingimientos, pose, falsedad. Le adjudicamos tantas cosas que no entiende, por lo tanto no son reales. Probablemente se olvidó qué pensó ayer, no te ama, te usa, le das placer si lo rascás y le das de comer. Pero no tiene la idea de la distinción entre el mal y el bien. Uno pensaría que es inferior por eso, pero es superior por lo mismo, tiene la libertad de matar sin ser culpable. A vos te van a juzgar. Vos como humano sos el ser más preso en tus conceptos, estás rodeado en mil ideas que te obligan a ser lo que sos y hacer lo que hacés. El gato es libre de mente, y vos sos su esclavo porque lo amás más que él a vos. Ni hablar del asunto de la agilidad, él es más su cuerpo que vos, vos probablemente odies tu cuerpo o en algún momento lo hayas hecho, y lo padezcas en varios niveles de percepción. Su cuerpo está calculado para durar menos por lo tanto tiene el tiempo más condensado en sus células. Tu tiempo está fláccido adentro tuyo y no sabés qué hacer con tu inteligencia. Su inteligencia es menor pero está mucho mejor aprovechada. En proporción: sos un estúpido. Te duelen los pies, la espalda, el cuello, las rodillas, mientras el gato se lame el culo y trepa los árboles. Pero duerme el ochenta por ciento del día así que es un ser más del inconsciente, lo que sus ojos ven es menos real que sus sueños, eso te pone en un lugar de casi inexistencia, mientras tanto vos en tu vigilia te preguntás para qué estás vivo.

miércoles, septiembre 25, 2019

Soneto a una pesadilla

Resulta que aburrida en su scrolleo
de ir gastando su dedo y voluntad
el destino, blandura y gravedad
resbalaron el cel camino al suelo.
Y en la pantalla tan sensible al tacto
toca el más y al azar la galería
y ocupada en putear por la caída
sin ver bloquea pantalla en el acto.
Por concentrarse en su vida real
lo aísla decidida en el baúl
por muchas horas de desconexión,
y sus mil followers tan wtf
y ella elongando el psoas toda cool
sin ver que ven su culo en plena acción.


Versión previa en prosa


Cuestión que aburriéndose con su propio scrolleo, ese de ver sin mirar, gastar en automático tanto el dedo como la voluntad, quiso el destino, la física y su blandura de músculos que se le resbalara como un pez el celular camino al suelo, como un pez el celular y en su camino al suelo, un poco antes, la pantalla táctil se sensibilizó profundamente en la parte de abajo, en el más de Instagram, y la mano en movimientos sin decisión eligió al azar una foto de la galería ya abierta y entre el manoteo y la resbalada y las puteadas no va que siguiente y que compartir y que barrita cargada y que finalizando, cayó el celular pantalla abajo, casi digo panza abajo, humanizándolo, pobre criatura, salvada por el templado y la fundita, y ella sin verle la cara lo levantó y bloqueó pantalla y se fue a sus cosas. Y la cosa fue que la foto que vino el destino a elegir, porque el forro no piensa, hace sin meditar, fue una de una sesión porno que hizo hace no mucho la desgraciada, un culo, un primer plano (del culo), y no sólo un culo, un culo con una pija adentro, anónima en la foto, sin dueño podría llegar a ser esa, pero el culo no, la cara de ella se corresponde al cuerpo del culo, allá atrás y lejos, cuerpo deforme con un escorso ridículo, ni que estuviera buena la foto para colmo, un culo que es igual o casi igual a cualquier culo, un agujero incierto, mal iluminado, mal definido, tapada su esencia de culo por la irrupción de una pija igual o casi igual a cualquier pija, pero su cara allá al fondo le da un sentido a ese culo y esa pija que no verá ya que decidió suspender la tecnología por varias horas, recuperar el tiempo perdido, desintoxicarse un poco de la cantidad de información basura circulando frente a sus ojos desconcentrados. Mientras su meditación, lectura, estudio, limpieza profunda de su hogar, pensar en la crisis, el mundo, cómo salvarlo desde la comodidad de su hogar, cómo es más copada que los vecinos de abajo o arriba o el que sea, sus ochocientos treinta y cinco seguidores (de los cuales a trescientos no sigue porque no sabe quiénes son, otros trescientos le chupa un huevo y es recíproco, con otros cien habrá tenido algún vínculo distante pero no tanto como para no seguir si la siguen, unos pocos de verdad le importa y con unos poquísimos se junta a charlar o algo), van viendo, trompada en la cara, un culo y una pija y una cara que reconocen pero dudan entre no ver y quedarse deduciendo. Los más cercanos quieren ayudarle, comunicarse con ella, advertirle, el autor de la pija se petrifica, vacila, no se reconoce del todo en esa mancha, desea muy en el fondo que sea suya, y no tan en el fondo agradece no tener cara, la madre escupe el café, las amigas piensan le robaron, la secuestraron, está muerta en una zanja, los conocidos no sabemos que piensan, algún corazón se suma porque es gratis, Instagram no censura la foto por deforme y poco píxel, la llaman por teléfono, no atiende, se desconectó, silenció y se alejó del teléfono, nadie la va a buscar a la casa donde está porque está sola en la ciudad, ya regó, ordenó, leyó dos páginas más de la novela, cortó zapallo para la sopa, horas de todo el mundo tan wtf y ella sintiéndose muy cool mientras elonga el psoas y escucha Billie Eilish.

viernes, septiembre 13, 2019

Por sobre todo

Desconfiar del que habla más que lo que hace.
Pero hablar es hacer.
Esta reflexión desconfía de sí misma.

lunes, septiembre 02, 2019

Momentos de Macedonia

Macedonia está distraída en la calle mirando el celular y se le acerca uno bastante desmejorado y con un cuchillo.
Delincuente: Dame el celular.
Ella: No, por favor. Mi celular es mi vida. Acá tengo todo, mis secretos, mis chats adorados, mis mejores fotos, cosas que escribo, archivos que descargo, no puedo perder el celular. Te hago un pete si querés.
Desconcertado él: Ehh, pero no me bañé hoy. Ni ayer. De hecho desde mil novecientos noventa y siente que no me baño.
Ella: No me importa, prefiero eso a quedarme sin celular.
Macedonia se acerca como para tocarle el bulto.
Él: No, no... es que... creo que tengo ladillas.
Ella: No me importa.
Él: Y creo que tengo clamidia.
Ella: No me importa.
Él: Y creo que tengo lupus.
Se acerca un rugbier muy bien vestido y perfumado:
¿Qué pasa?
Los dos: Nada.
Rugbier: ¿Te está atacando?
Ella: No, quiero hacerle un pete, sólo eso.
Él: Pero yo no quiero, quiero un celular. (Al rugbier) ¿Me das el tuyo?
Rugbier: ¿¡Quéeeee!? Te bajo todos los dientes.
Él: Eh, pará pero ella te la chupa a cambio.
Ella: ¿Qué? ¿A este paquete? Chupásela vos, pelotudo.
Rugbier enojado: Boluda, yo tengo la pija limpia.
Aparece un policía:
¿Qué pasa?
Todos: Nada.
Policía señalando al desprolijo: ¿Los está atacando?
Rugbier: ¿Esta lagartija? ¿A mi? ¡Ja!
Ella: No, quiero hacerle un pete.
Policía: ...
Él: Em, no, preferiría que no.
Policía: Eso es acoso, señorita. Vamos.
Rugbier: Ja, puta.
Le pega al delincuente y le saca el cuchillo. Macedonia en la comisaría mira el celular muy tranquila.

jueves, agosto 29, 2019

11 (un 7mo de soneto)

Para decir menos peor que mal
por más nada que sea: endecasílabo

Qué lástima

La verdad que lo único
que realmente me apena
con un miedo inverosímil
de quizá haber nacido
monja del siglo quince
es no poder decir
me cago en Dios

Relacioncillas

Así como existen en el capitalismo explotadores y explotados,
y también, con parecida lógica, en el patriarcado distintas identidades de género
con privilegiados y lo contrario y lo intermedio,
existe también el imperialismo de las personalidades,
donde esas extroversiones verborrágicas
le sacan el plusvalor energético a les tranquiles.

martes, agosto 27, 2019

Pobre yo

Odio la gente.
Hegemónicamente bella.
Porque somos estúpidos.
Amo mi cuerpo.
Porque eso del amor propio es.
Súper importante.

sábado, agosto 24, 2019

No se avanza pero se avanza

Alcanza con que nos digan así:
qué estupidez es tal o cierta cosa
para después volver a ella un poco
resignificada
y creyéndonos astutos
pasa que el amor a los conceptos
es más fuerte que el propio
y que a los amigos
las mascotas
los ídolos
la incertidumbre

Me quedé sin datos móviles

Más libretas y lapiceras
menos redes sociales

gastamos datos móviles esperando encontrar
que otros digan lo que nosotros queremos decir

miércoles, agosto 21, 2019

Administrar el fuego

          El arte de administrar el fuego no es cosa fácil. Hay leños que se consumen con la velocidad de un espíritu. Hay otros que hacen brasas que resisten candentes en su interior a pesar de su revestimiento de ceniza.
          La mayor importancia está en no dejar que se extinga nunca, porque empezarlo de nuevo no sólo no es cosa fácil, digamos que es cosa imposible. No tengo fósforos ni encendedor. Ya tapié las puertas y ventanas y mis cataratas perfilan con paciencia cómo las montañas de maderos, papeles y cartones van bajando sin pausa.
          El arte de administrar el fuego consiste en sostener la temperatura justa quemando lo más lentamente posible.
          Yo ya sé que se me va a ir la vida en esto, de todos modos mi hígado no tiene tanta. Corre mi temporizador de cirrosis por un lado y de fuego por éste y ya calculo aproximadamente la fecha de mi fin. Mas si por mi fuera echaría todo más rápido y gozaría calentito de mis últimos días hasta ver la última brasa apagarse para siempre y encontrarme totalmente ebrio frente a las miradas sedientas de los zombies que habrán estado esperando el frío terminal de la casa. A nada le tienen más miedo, al calor de una hoguera y a la mirada de un borracho.
          Pero. He decidido abrigarme y durar más. No necesito mucha comida estando prácticamente inmóvil con un fierro en la mano y las pupilas en las llamas. Y vino sobra más que el aire.
          El arte de administrar el fuego consiste en hacerlo durar hasta que el hada parturienta que vive en la pared de mi hoguera deje de amamantar y sus quintillizas crezcan y puedan salir volando con ella.
          Desconozco el tiempo de crecimiento de las hadas.
          Desconozco también qué relación tienen las hadas con los zombies. Ninguno responde. Sólo miran con significados distintos.
          Yo sólo hablo con ustedes, y ni siquiera, porque todo papel es importante de ser quemado y no leído cuando hace frío y encima la muerte patea las puertas.

jueves, agosto 15, 2019

Especiales

Como todos nos creemos tan especiales no nos queda otra que nadar todos juntos y hacia el mismo lado en un mar homogéneo y apelotonado de siete millones de gentes especiales.

Instagram

La cuestión está en dar la tecla a cierta fórmula que funcione y de ahí repetir el modelo con bastante equilibro en impactar sutilmente y mostrar lo que los folowers esperan ver como para que vayan surfeando en un calmísimo mar de inocente y predecible y cómoda alegría. La lógica de los likes, ese inconsciente colectivo que hace que las publicaciones tiendan a parecerse, mismas reflexiones, misma pose en la cara, mismo discurso de superación y felicidad, un tipo de humor, equilibrio entre autoayuda y sarcasmo anticapitalista, leve misticismo, mensaje esperanzador, incorrección política pero dentro de los margenes de la corrección emocional.

martes, julio 30, 2019

Egoístas

Estoy cansada de leer poetas que se suicidaron.
¿Creyeron acaso que sufrían más que el resto?
¿Se creen especiales, colmados de angustias exclusivas?
¿Sentían con más emoción la brisa del mar?
¿Los colores del amanecer? ¿El abandono, el miedo?
¿Eran el centro de su universo?
¿O todo lo contrario, se creían el mayor desprecio existente?
De todos modos, hay pocas cosas más egoístas
que tildar de egoísta a un suicida,
en definitiva son los únicos que dignificaron
su derecho a la muerte.

lunes, julio 29, 2019

la poesía

la poesía primero es música
o sea ritmo
sonido
acentos
descansos
en ese orden

después silencio
espacio
el coso blanco
infinito
vulnerable y violable

irrespetado

después la grafía
magnética
hipnóticas letras
adictivas

a lo último el contenido
que por lo general no entiendo
de qué mierda habla

pero si habla

y si entiendo

que me vuele la cabeza

domingo, julio 28, 2019

Futura vida

Quisiera reencarnar en una perra,
gustar de todos y parir cien hijos,
comerme uno sin culpar al hambre,
defecar en la puerta de la iglesia,
no rechazar oler mierda, no amar,
sentir amor por fuera de ese término,
poder lamer mis propios genitales,
disfrutar con el viento, el sol, el suelo,
padecer con la lluvia, el sol, el suelo,
manipular sin habla, ver sin miedo,
no entender la vergüenza de la muerte,
no saber cómo descifrar los juicios,
no saber que no sé nada y que sí,
observar las miradas sin pudor,
no definir belleza, tiempo ni arte,
ser mi voz, mis entrañas: no tenerlas,
no saber qué es tener y tener todo,
no tener la razón ni no tenerla,
no distinguir la plata del cartón,
admirar las presencias y las sombras,
no dar ni reclamar explicaciones,
gozar más del olor que de la idea,
no priorizar los culos y las caras,
en cualquier dirección de prioridad,
tener un nombre y que me de igual cuál,
no tener nombre y acudir lo mismo,
intuir el futuro y lo infinito,
no cuestionar mi irracionalidad,
ni la tuya, ni de los dos el miedo,
obstinarme en kilómetros y en horas,
desconocerme en el espejo aun más,
no perder tiempo con la duda en dios.

miércoles, julio 24, 2019

amorodio

odio los poemas
de pocas palabras,

siento
que me hacen
no perder el tiempo,

amo los poemas de pocas
palabras,
que las líneas negras
digan menos
que el blanco que las rodea

domingo, julio 14, 2019

El tierno bebé de piel de luz de luna

          A mis cuatro años los sentimientos más intensos que tenía tenían que ver con el odio a los bebés. No sé si odiaba tanto otra cosa. Seguro hacía berrinches con mis padres por cosas que me disgustaban, pero debía ser más actuación que verdad porque no recuerdo un malestar real, de esos que se quedan clavados en el pecho.
          Como el que me generaba mi prima Azul. Era un odio que no lo podía expresar porque sabía que no iba a ser comprendido, nadie iba a estar de mi lado. Me iban a tratar como lo que era, una nena chica con sentimientos irracionales. Me reprimía mi bronca innombrable. Miraba sus piernas y brazos rollizos, su papada, parecía como que era de goma, sus pliegues que hacían sonreír a los adultos y poner voz de idiotas con la que le hablaban como si fuese una reina, y no podía sino imaginarme que los pinchaba con un alfiler y su piel tersa y tensa explotaba como un globo. No quería hacerla sufrir. No me interesaba eso. De hecho la detestaba también cuando lloraba, sus chillidos horripilantes me hacían imaginar que la tapaba con almohadas hasta asfixiarla. No quería lastimarla, sólo quería que desapareciera. Pero a la vez su presencia me generaba adicción, me gustaba odiarla, no podía dejar de mirarla y observar cómo todos la admiraban, cómo comentaban cualquier simple cosa sin sentido que hacía como si fuera una maravilla del universo. Le aplaudían ese par de dientes ridículos, la sonrisa babosa, los vocablos y palabras inexistentes que sonaban como un bicho inmundo y deforme venido de los cuentos de terror o de extraterrestres. Su voz ni siquiera parecía humana. Creo que esto es lo que más me perturbaba, su falta de humanidad. No se podía interactuar con ella como si fuera una persona, tampoco era como una mascota, mi perro tenía mucha más gracia. Era como un muñeco que no servía para nada y encima acaparaba la atención de todos, lloraba y sacaba fluidos y sustancias nauseabundas. Usaba pañales, qué hay más indigno que eso, unos pañales llenos de mierda. Pero lo peor, era imposible saber qué estaba pensando, no respondía ninguna pregunta, no contaba nada. Me miraba con esos ojos verdes y enormes como si me estuviera leyendo la mente, nos quedábamos largo rato con la mirada sostenida. Yo odiándola. Ella, imposible saber. A veces esbozaba algo parecido a una sonrisa pero la mayoría de las veces hacía muecas deformes e indescifrables. Esa incertidumbre la convertía aún más en un ser monstruoso, sobre todo cuando se reía con ese gesto grotesco y húmedo.
            Por las noches tenía una imagen recurrente que era causa de mis desvelos y me dejaba con los ojos abiertos de par en par clavados en la cucheta. En ese espacio entre las dos camas se me aparecía suspendido en el aire un bebé desnudo y pálido, blanco como la luz de la luna. No hacía nada, más que estar flotando frente a mis ojos exhibiendo su cuerpo rechoncho y saludable, lleno de inocencia e ignorancia. Esta imagen me aterrorizaba como el peor de los monstruos.
            La última vez que vi a mi prima Azul fue en una reunión familiar. Un velorio. Había muerto mi tía abuela de un modo que nunca supe. Los adultos no daban muchas explicaciones, y a mi me costaba entenderlo. Pero la policía había ido a investigar. Alguna cuestión con las escaleras y la deformidad que son causa directa del cajón cerrado. Mi tía abuela era vieja pero aún ágil, se movía con facilidad y ritmo y no precisaba casi ninguna ayuda. Ese día la encontró muerta su sobrina nieta, mi tía Carmen, la madre de Azul, cuando llegó a recoger a su bebé que había dejado al cuidado de su tía durante un par de horas. Carmen entró en pánico, prácticamente ignoró al cadáver y subió corriendo las escaleras para buscar a su hija. La encontró despierta en el corral y le sonrió a su madre apenas la vio.
            La policía interrogó a mucha gente cercana, supongo como para preguntarle si habían asesinado a la vieja. Los parientes especulábamos resultados. Un tío decía que la vieja nunca había caminado bien con tacos altos y que pisó mal, otro opinaba que qué raro que tuviera puesto tacos estando en casa y de niñera y que ya que estamos cómo sabía que tenía puesto tacos ya que Carmen no le había dicho a nadie nada de la vestimenta de la muerta y en teoría ninguno de sus parientes excepto Carmen la habían visto ese día, otro decía que había bebido mucho, otro decía qué poco la conocés, ella no bebe, otro que su hijo, con quien no tenía una buena relación y quien iba a heredar todo, se había metido en la casa de incógnito y la había empujado y había vuelto a irse sabiendo que la única compañía y posible testigo que había era una bebé. El hijo nunca apareció por el velorio. Era el primer sospechoso, sobre todo por eso de no estar y poder hablar mal de él. Yo en cambio estoy segura que fue Azul, que de alguna manera consiguió hacerla rodar por los escalones y romperle el cuello. No me pregunten cómo pero sé que es ella. No confío en nada de lo que haga. En cómo finge sorprenderse por todo lo que sucede a su alrededor. Nada es auténtico. Todo es para desorientarnos.
            El día del velorio yo estaba tan de mal humor por el vestido estúpido que me habían puesto. No sólo era feo, además me ajustaba en las axilas y me quedaba tirante entre los omóplatos, de modo que no podría moverme bien. Lo deben haber hecho a propósito para que me quede quieta sin desentonar con la solemnidad aburridísima de los muertos. Todos se comportaban como si fueran buenas personas, como si estuvieran conmovidos o les importara en algo la vieja, todos parecían estar obligados a estar tristes. La única que parecía estar más allá de todo eso era obviamente Azul, que clavaba la mirada en cosas intrascendentes como una lámpara o un vaso y las admiraba como si se le hubiera aparecido frente a los ojos un unicornio o un dragón. Yo me desbordaba de bronca por tanta estupidez.
            Las horas pasaban de un modo inamovible, me censuraban cualquier comienzo de aventura que empezara a inventarme, a nadie le interesaba lo que yo quería decir, mis primas más grandes hablaban a propósito de cosas que no entendía, o de algún insípido del que se habían enamorado por alguna estupidez sobrevalorada. Una tía me dio lápices de colores y unos libros para colorear con dibujos espantosos de Disney, nada más ridículo que un ratón con vestido o moño en la cabeza. En los espacios en blanco dibujé leones y cebras desnudos, también una ciudad con tractores y colectivos, me quedó precioso un camión amarillo de rayas verdes, tipo jeap camuflado como para ir a la jungla. Poco después me aburrí y el día siguió transcurriendo con un clima más muerto que mi tía muerta y empezando a oler.
            La necesidad de entretenimiento me llevó a pretender interactuar con Azul. Me acerqué lo suficiente para vernos a los ojos, pero en cambio su mirada esquivaba la mía. Estaba acostada con las piernas puestas en una flexión de muñeco y prefería ver la nada con los ojos deambulando por el aire antes que verme a mí, cada tanto salía de su boca algún sonido, o quejido o palabra en su idioma de inhumano. Yo me movía como para cruzar mi mirada con la suya, pero ante el contacto ella miraba a otro lado. Quise ver qué cosa miraba y no había nada ahí. El techo era liso y blanco, el aire transparente, la gente insignificante. La detesté tanto por su falta de interés en mí, yo era mucho más interesante que la nada que estaba mirando. En un impulso le pellizqué un brazo. Nada. Siguió observando el aire con ojos atentos evitando el bulto de mi cuerpo encima del suyo. La pellizqué otra vez, más fuerte. Tampoco nada. Miré alrededor a ver quién había cerca y si alguien nos estaba prestando atención. Cuando volví la cabeza hacia ella sus ojos estaban clavados en los míos y su boca cerrada y sin sonrisa, amenazante, como diciendo ya sé que estás ahí, ya sé que me estás lastimando, no lo vuelvas a hacer porque vas a salir perdiendo. Pero entonces sin darme el tiempo a pensarlo la volví a pellizcar, esta vez con toda la fuerza de mis dedos. Su cara se frunció y arrugó horrendamente, se le humedecieron los ojos y la boca abierta como una caverna de demonios miniatura, largó un alarido que me hizo erizar la piel y querer taparme los oídos, un grito venido de un lugar incierto de su cuerpo con una potencia incongruente con su tamaño.
            Por supuesto me castigaron, y me hicieron ir a una habitación y no comer ningún dulce. Desprecié su castigo y lo minimicé, sabiendo que tarde o temprano iba a hacer lo que quisiera. Por mi parte me sentía contenta. Había logrado influenciar en Azul, no le había pasado desapercibida mi existencia.
            La habitación agotó prontamente su capacidad de entretenerme, sus materiales se habían vaciado de significado para mi y necesité salir por la ventana abierta casi como una cuestión de vida o muerte. No era racional, sencillamente sentía que moriría ahí encerrada, y no que moriría en un sentido fisiológico. Era mi ánimo, mi humor, mi felicidad la que moriría y eso no podía soportarlo.
            Yo estaba enceguecida por la libertad. La emoción de la aventura a cielo abierto y prohibido, de ser una clandestina en libertad sin la vigilancia de ningún adulto y su discurso repleto de reglas absurdas. Tal era mi confianza en este universo en el que me creía dueña que no vi un camión tipo jeap, amarillo de rayas verdes que venía por la calle que yo no sabía que estaba cruzando.
            Sé que Azul se ríe de mí, algunas horas después, con su boca babeante y sus ojos verdes mirando estupideces a pocos metros de mi cajón cerrado.

martes, julio 02, 2019

A las cinco de la tarde un eclipse/Muerte oscura en pleno día frío/A qué terribles cinco de la tarde/Fueron a parar las noches, los muertos

A las cinco de la tarde la luna,
un eclipse, un recuerdo, una suerte,
con cuántas fantasías de la muerte
deambulamos sin presencias o alguna.
Adónde se nos cuela el abandono,
una luz no es metáfora de nada,
¿saliste ya? tu sombra alargada
se borró, hace frío. Me abotono.
En qué terribles cinco de la tarde
miraste al riachuelo putrefacto
hipnotizada con el agua que arde.
En qué negro rincón del mundo abstracto
dije voy a dejar de ser cobarde.
No sé. Mi refugio quedó intacto.

lunes, julio 01, 2019

Soneto a calle Defensa y Av. Patricios que son la misma

La rambla del Riachuelo un laburante
de Alpargatas paseó seguramente,
los helechos le brotan por su frente
abandonada, la fábrica distante.

La loba del Lezama allá adelante,
y de peor animal un presidente,
y ahí mismo en la calle duerme gente
enfrente de la catedral pedante.

Los adoquines, la lluvia y el frío,
Pirilo, muzarella sin cubierto,
el candombe, la sangre del domingo,

un barrio a la ex orilla de un río,
la feria bien contenta a cielo abierto
con los euros queridos de los gringos.

viernes, junio 28, 2019

Cadáver exquisito con historis de ig

Cuando termine con toda esta pesadilla quítenme a este humano, mi negrito insurrecto. Ya le encontré alto lugar al monumento a la paja con lapicera, quedé pintada ya mismo dibujando en compañía. Quiero un espejo tipo de clínica o cachetada de realidad en 3, 2, 1, ah pero anoche, reee de noche, se tildo la ardilla flasheando ser un ave que podés freezar y comer un mes después. díganme sus trucos, les vendo mi alma, no fake, posporno perfectamente figuraría en la lista de las razones para no morir, llegando a casa lo intento, así de placentero. Gracias por acompañar nuestra búsqueda hoy en el planeta tierra, próximamente para dominar la señora mayor ya está llegando con la cuenta regresiva. Así quedaste después de sesión bdsm light con manual de instrucciones. Nos despedimos de la blanquita. Mentira. Melancolía en el mundo de los mariquitas, re garpo de chongo 50 horas sin luz. Una alumna dijo lo mismo no seas tan colgado, hoy entregamos nuestros certificados de desempleo, pero esto no es un meme, no es un simulacro, ¿cómo te mimás un domingo? poniéndole color con tus fotos un lunes de dos agujas, mi vestuario es una bomba y ahí se ve cuando mirás para arriba. Siempre me ganan después de muchas horas de viaje, no se ve a dos cuadras de distancia, gordo salame. Chicas eficaces, quise evitarles el sufrimiento pero me leyeron la mente, cuando le ponés amor que nunca me falte la cumbia y queso a todo. Depende de lo que entiendas cuando correo te trae un libro, vamos primero al pasado muy pasado, al atttor de doblaje le gusta que puedas interactuar, está parado en cuatro patas. Un poquito de lo que hago de vuelta en casa, laburar en la cama, arte textil. Cuánta nostalgia papito, a próxima no va a ser tan fácil.

jueves, junio 27, 2019

Soneto a la Av. de Mayo

Al cine (o casi) llega torcida,
el ex Dorado un relojeo le echa,
la obra del Dante se erige y se estrecha
hasta la luz del faro no prendida.

Verde cúpula y toda la avenida
(tres jota ocho eme por tirar fecha),
el blanco en la otra punta es la mecha
y ya van por ciento treinta encendidas.

La plaza ve al cabildo perfilar
una moneda que no vale nada
y un menú hace hasta al zorzal llorar,

en la vuelta de cafés obligada
muñecos de cera juegan billar,
y un títere maúlla en la rosada.

jueves, junio 13, 2019

la Boca

el barrio de la boca tiene esa manera
de ser que es la de no
dejarte caminar por las veredas/
no hay recta, hay escalones/
si querés no subir y bajar podés ir
al lado de las rozaduras
del treinta y tres o el veintinueve/
que ya entienden las calles sin paciencia/
hay paredes onduladas de chapas
colores del desgaste apastelados
ex colores vivos/
la rambla del Riachuelo
el paisaje inspirado en los cuadros de Quinquela Martín/
tripas de hierro que hacen un puente/
Gatos más dueños
de veredas que de casas gente/

viernes, mayo 24, 2019

El viento de la esquina

Hoy no me di cuenta y salí sin bombacha
y con la calza un poco descosida
justo ahí donde las cuatro costuras se juntan
y llegando al cruce de las calles
un viento o un polvo o no sé qué
se metió en ese punto y me hizo cosquillas
que me provocaron apretar las cejas,
mi respuesta inmediata quiso ser y no pudo
meter la mano y pellizcar
pero en una esquina había dos policías
masculinos y afirmativos
les esquivé mi mirada
femenina y negativa
y miré otra esquina
donde de un camión en la puerta del chino
descargaban mercadería
hombres también
también con ojos en la cabeza
las otras dos esquinas también
eran ojos de hombre,
apreté las piernas y meneé el paso
como para rascarme sin manos
y me acordé de mis catorce años
y mis catorce pajas diarias
mis épocas de asexual en las que la idea de tocar
cualquier otro cuerpo
que no fuese el mío
me daba
asco
quizá no sea
asco
la palabra
más bien desinterés y timidez extrema,
esa época en que también esquivaba miradas de varones
como para que una mampara me separe del mundo
y también me inmunice del aburrimiento de la escuela
y sobre todo
sobre todo
no me censure las pajas.
Ahora el equivalente sería que me inmunice
del tedio de salir a la calle sin poder disfrutar al máximo
la calle misma,
prefiero los adoquines a tu cara
el asfalto a tu existencia
este cielo, este polvo de brisa y hasta un diluvio al boceto de tu figura.

También me hicieron acordar
–los ojos y mi caminada–
a mis once años
y al nene que gustó de mi toda la primaria
y me acosó durante años,
a mí un poco me gustaba
con su actitud atorrante,
y en una fiesta en la escuela a la que fui de minifalda,
cosa rarísima porque me cohibían mis patas de flamenco
pero ese día estaba cómoda con el viento en la entrepierna,
le pasé cerca y me contorneé como una gata de lo feliz que estaba
y quise gustarle más,
él lo advirtió y se burló al día siguiente
y dijo que mi amiga estaba más linda,
que qué me creía, que qué me hacía,
yo me quedé sin entender entonces
qué es lo que le gustaba de mí,
si que él decidiera cuándo tenía que ser linda
o que no tuviera derecho a sentirme linda por mi cuenta.
Desde tan al principio
las miradas de los varones
te dicen quién tenés que ser.

Cuántos escrotos habremos visto rascarse en la calle.
Cuántas pijas anónimas vimos
antes de entender
la vulva en primera persona.

Medio sin querer,
en el tiempo que demoro en cruzar esta calle
mientras me siento inhibida
frente a miradas de varones de cuatro esquinas
y miro al cielo o al asfalto que no juzgan,
pienso en mi vida y mi relación con el mundo
suena demasiado amplio lo sé
pero los sentimientos llegan como un flash.

En qué momento del crecimiento
el cuerpo se empieza a sentir como otro
y lejano o ajeno.
En qué paso cruzando la calle
llega el punto máximo de desprendimiento
de mi voluntad y mi materia.

Me siento poco inteligente con el cerebro totalmente embebido de paranoia.
Pienso que siempre fui algo tonta –y quién no
que siempre gustó más de lo que imaginaba que de lo que veía,
no me pidan tantas reflexiones
porque soy abstraída
no hago mucho juicio
disfruto
o padezco.
Creo que fui inteligente
hasta los trece o catorce años,
cuando la interpretación cultural
a la que se someten las hormonas y los físicos
me obstruyó el cerebro, la voluntad,
la creencia en la libertad,
la curiosidad,
lo peor de la adolescencia no es la estupidez
que nos dicen que padecemos
y la que padecemos
o la torpeza
sino la obligatoriedad a ser útil,
a servir
en el sexo
en la producción.

Crecí callejeando
y sintiéndome dueña de mis pasos
pero nomás hasta que por mi culpa
cambió el mundo conmigo más que yo
mientras el tiempo marcaba en mi cuerpo
ser la necesidad de los extraños,
preferí entonces crecer encerrada
entre fantasías, libros y música.

Crecí tocando el piano y así
no tenía que darle explicaciones
a nadie de nada
sólo era mover los dedos
y disfrutar la música
el correr del tiempo
la mirada libre
el pensamiento en sí mismo
fuera del texto
una danza en miniatura.
Crecí masturbándome y así
no tenía que darle explicaciones
a nadie de nada
sólo era mover los dedos o mover mi cuerpo
y disfrutar la sangre
el correr del tiempo
la mirada libre
el pensamiento en sí mismo
fuera del texto
danza inmedible.
Crecí inventándome gente y así
no tenía que darle explicaciones
a nadie de nada
ni fumarme a la gente que analiza
que creen que entienden a las personas antes de percibirlas
que dan consejos sin pedirlos,
el pensamiento en sí mismo
fuera del texto y las miradas,
tampoco me gustaron mucho las preguntas que piden explicaciones
pensamiento manipulado
lejos de sí mismo,
nunca supe bien qué responder
creo que siempre fui medio una tonta
que nunca supo bien qué responder
que se aburre de la gente que cree que es inteligente
todos saben tanto
tanto
definiendo todo
son tan cansadores.

Cruzando la calle intento imaginarme mi cuerpo visto desde afuera
y no puedo evitar sentir
la ridiculez de la existencia.

Antes de ser ridícula fui niña.

A mis seis años me vio un nene
          desnuda y tocándome
durante una década o más no me importó
pero después aprendí que por eso había que tener vergüenza
y la padecí en retrospección
pero más padecí a los ineptos
que no saben
ni desnudarte ni tocarte
espero que aquel nene haya aprendido aunque sea
que las nenas pueden hacer esas cosas

            solas.

Mi caminata desea ser lo único.

Me pienso de vez en cuando
–para no llegar al horror del aburrimiento–
como si fuese una recién llegada desde otro planeta
y hago el esfuerzo (casi siempre inútil) de admirar.

El cordón de esta vereda es idéntico
a tantos, a aquel que trajo el recuerdo
de ese atardecer
en el que tres compañeritos –líderes y galancitos–
me acorralaron muy cerca y una cabeza más altos,
y traían la consigna debatida:
tenía que elegir uno de ellos que me gustara
no podía no elegir
no podía no
pero no tenía respuesta
el cerebro no entendía
por qué estaba oyendo eso
y por qué tenía que responder,
solamente estaba inundado por el deseo
de desaparecer de ahí
de volver con mi abuela
a su guarida salvadora
sin inquisiciones y con opciones infinitas
de sentidos novedosos
a tomar café con leche
y seguir viendo los dibujitos,
no sé qué elegí
los tres me parecían indiferenciables
con cara de esternón, voz de orden y personalidad neutra,
desde tan al comienzo entendemos
las opciones como pocas
restringidas
invariables
me acordé de otras veces peores
en que no pude
decir que no
que no encontré la opción
liberadora de la negación,

cómo se plasma el texto
del que no tiene palabras
con qué gesto habla,
todos esos textos que hemos oído
que nos han obligado a pensar como ellos
todas las tres opciones aburridas
tres opciones pocas
qué tan hondo se nos metieron en el entendimiento
cómo han logrado que pensemos antes que deseemos.

Cuántas veces ni el no es suficiente
que dan ganas de inventar otro concepto más allá, un no más no,
con qué poco te pueden hacer no existir
ni decidir
cuando no tenés palabras.

Aprieto mis muslos entre sí
mi sexo no existe para el mundo

es lo que él decidió que sea.

Quién mira los pasos de una sonámbula
y sobre cuáles recuerdos deambula.

Ahora, veinte años después de mi primera menstruación
voy aprendiendo a convivir
creo
estoy más relajada
identifico mejor
quiénes me caen bien
siempre es más fácil sentir empatía por
seres ficticios o animales o ídolos
porque son convenientes o sumisos
y nuestras mentes los moldean a nuestro placer
o nos hacen sentir que somos ellos
pero creo que el desafío está frente a las narices
y que el enemigo es mayor y mucho
más abstracto que cuerpos individuos
sacos de tripas, ojos, sangre, mierda.

En qué momento el cuerpo propio
dejará de sentirse como otro
lejano y ajeno.

Disfruto el sexo con otro cuerpo
hace bastante poco,
pensando en los años de actividad,
siento que estoy vengando y homenajeando
a la niña pajera que fui
y sacándome de encima la frigidez que me dejaron
los cuerpos y miradas indeseables
de aquellos de quienes los hombres buenos
dudan de su existencia
aunque sean ellos mismos.

Igual me creo más libre
por esa vocecita interna y autoritaria
que me grita
empoderate
y yo trato lo más que puedo
y a veces creo que lo hice
pero sigo nadando en mi cerebro bobo
de pocos e intensos placeres,
de muchos y banales disgustos,

me creo más libre
y el desengaño me escupe a la cara
por ejemplo ahora
después de atravesar el viento de la esquina
porque aún no termino de cruzar la calle
y estoy puteando por dentro
con el culo fruncido y la concha seca
porque las miradas de los ratis
que infectan toda esta ciudad apestosa
no me dejan rascarme el papo izquierdo.